Una vida nómada

La primera gran preocupación que perturba mi paz es pensar de que viviremos una vez dejemos atrás esta vida. Esta vez no se trata de planear unas largas vacaciones sino de encontrar una actividad que nos permita cubrir unos gastos mínimos y sea a su vez compaginable con una vida nómada. Este es nuestro reto, al menos el mío porque no estoy acostumbrada. Siempre he desarrollado trabajos por cuenta ajena. Adrián al no haberse criado en Europa lo tiene un poco más fácil, me refiero a que el no ha crecido en este sistema de Bienestar que inculca la idea de que hay que sacrificar una vida entera al trabajo para poder optar una vez se llega a la senectud a una pensión segura. En Uruguay no existe la palabra estabilidad, seguridad... todo es incierto y depende exclusivamente de uno. Cada cual es responsable de garantizarse día a día el sustento (al menos para la gran mayoría). Sin embargo en España no es así, primero el que quiere hacer algo por cuenta propia debe reunir tantos requisitos (títulos, licencias, permisos, experiencia, liquidez...) que hace imposible que mucha gente pueda elegir esta opción. Por lo que la mayor parte de la población no tiene mas remedio que buscar que le empleen aceptando las condiciones exigentes del empresario.

Una vez que entras en el mundo laboral es una carrera sin fin por acumular los años de cotización que cada gobierno considere oportuno y llegar así al ansiado paraíso de las pensiones. Que visto lo visto, parece estar en peligro de extinción.

En definitiva, aunque teóricamente me doy cuenta que no puedo dejar de vivir el presente preocupada de un futuro incierto, emocionalmente he de reconocer que me asusta salir del marco establecido. No obstante, en mi balanza, lo nuevo, la aventura, el movimiento pesa más que el temor de abandonar esa supuesta seguridad, que no es mas que un espejismo y una vez desaparece deja ver con claridad como el cambio se convierte en una oportunidad para reinventarse a uno mismo.

En nuestro caso particular, Adrián lleva su profesión a cuesta y allá donde quiera que vaya podrá ofrecer sus servicios de mecánico, soldador. Yo tengo que pensar un poco más... quiero encontrar alguna actividad que pueda realizar sin dejar mi casa y que mi hija tampoco tenga que abandonarla  forzosamente.

El tiempo que llevamos con los preparativos hemos conocido a otros navegantes y aunque es un tema que no se trata directamente está en la mente de todos... mucha gente que navega hacen temporadas en tierra (como marineros-as de otras embarcaciones, patrones, camareros-as, etc...), otros como mi compañero ofrecen sus servicios en sus paradas, otros han esperado a jubilarse. También hay gente que haciendo uso de la tecnología aprovechan sus experiencias y sus visitas convirtiéndose en una especie de reporteros y redactando artículos para diferentes medios online. Por ahí van los tiros, yo quisiera hacerme un hueco en el mundo online, esta es mi meta. Estoy pensando en la transcripción. Todavía no lo he conseguido pero con calma y con convencimiento todo llega. Los temores se van disipando y la confianza va aflorando.

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