Fuerteventura

En Noviembre de 2013 dispongo nuevamente de 15 días de vacaciones, en esta ocasión después de una linda experiencia en la Graciosa decidimos irnos un poco mas lejos, a nuestra isla vecina Fuerteventura. Los preparativos nos llevó el mismo tiempo y trabajo que la vez anterior. De vuelta, el día previo a la salida, había que dejar el barco fondeado en la playa del Cable, toda la carga (enseres, comida, neveras,....) preparada y unos carritos para arrastrarla hasta la playa. Esta vez mi familia nos ayudó y resultó menos costoso, de paso nos despidieron desde la orilla.

Mi familia conoce nuestras intenciones desde el principio pero creo que en el fondo no lo habían tomado muy enserio. Para ellos al igual que para mi (cuando Adrián me propone esta aventura) navegar y vivir en un barco era para otro tipo de personas. En mi caso, desde el comienzo de mi relación he tenido ocasiones de familiarizarme un poco con este medio y con gente que lo ha elegido como forma de vida, consecuentemente para esta fecha no me resultaba tan ajeno. Pero mi familia no ha tenido la oportunidad de hacerlo y se que aunque no lo digan ocultan miedos al respecto. Es a través de nuestras experiencias, como poco a poco se van haciendo a la idea y aceptando que es posible y seguro viajar en veleros. Agradezco mucho a mi gente que entiendan que existen otras realidades y que navegar no es cosa de locos sino que son muchos los que lo hacen buscando un poco de “aire fresco”. Valoro mucho de ellos que a pesar de pensar de forma diferente respeten mi decisión. Quiero que sepan que me aporta fortaleza y seguridad para afrontar lo que aún no conozco el que estén incondicionalmente a mi lado.

Después de la despedida en la playa nos dirigimos hacia el sur. Bordeamos toda la costa hasta llegar a Playa Blanca donde fondeamos para pasar la noche. No recuerdo el tiempo que tardamos pero en esta ocasión si hubo movimiento, el barco se escoraba lo suficiente como para impresionarme. Julia se volvió a marear y cuando lo hace, duerme todo el tiempo. Una vez fondeados en la playa de Papagayo, encontramos otras embarcaciones una de ellas de un amigo que suele fondear en el Puente de las Bolas, donde habitualmente está Voyage, lógicamente Adrián acude a visitarlo. Pasamos dos noches fondeados en esta idílica playa de Lanzarote, así nos vamos habituando al vaivén constante del barco. Julia se recompone enseguida y disfruta del tiempo de fondeo. Adrián y yo nos tenemos que hacer al balanceo, pero lo conseguimos.

fuerteventura-velerovoyage-01 No hay mucha distancia entre Playa Blanca y Corralejo (norte de Fuerteventura), la travesía en un Ferry de línea no llega a los 20' , tampoco recuerdo cuanto tiempo echamos nosotros pero si me acuerdo de las tremendas olas. Yo miraba a Adrián inspeccionando su expresión y solía tranquilizarme pero he de reconocer que me impacta mucho el mar de esa manera, las olas venían de costado salpicándonos, pasando frío. Ojeaba frecuentemente nuestro destino siempre a la misma distancia, daba la impresión que el barco no avanzaba. El barco lo único que hacía era moverse al son de las olas creía que Adrián no lo controlaba y pensaba “menos mal que Julia duerme porque si me ve así de asustada...”. Yo veía los barco de línea ir y venir, llegué a desear hacerles alguna señal para subirme a uno de ellos. Pero todas esas sensaciones de primeriza se desvanecieron cuando vi la costa muy cerquita. Al llegar sentí mucho alivio aunque también confirmo que es una de esas experiencias en la que sientes mucha adrenalina y entiendo que muchos se enganchen a ellas. En Corralejo decidimos fondear dentro del puerto. Fue muy agradable dormir ese día en aguas tranquilas. A la mañana siguiente nos acercamos a buscar un atraque en el pantalán, queríamos quedarnos unos días y bajar a tierra con Julia a disfrutar del lugar. fuerteventura-velerovoyage-021

Fue muy sencillo el trámite, tan solo buscar un sitio y acudir a la oficina para dar los papeles del barco. No entendimos por qué en la Graciosa siendo también un puerto público, resultó tan complicado atracar (en la Graciosa tienes que mandar la solicitud previamente a las Palmas y esperar confirmación). Como no habíamos navegado mucho y menos en puertos, lo de atracar era algo novedoso, tuvo que realizar varias maniobras pero lo conseguimos sin dañar nada.

Corralejo, es un lugar turístico pero en el centro se ha respetado el estilo de un típico pueblo canario. Visitamos su playa y sus parques. Nos llamó la atención que estaba lleno de italianos. Pasamos unos días tranquilos y descansamos lo suficiente como para seguir navegando más al sur. No teníamos claro hasta donde llegaríamos, todo dependía del tiempo y lo a gusto que estuviésemos en el lugar.

El día que salimos rumbo a Puerto del Rosario, capital de la isla, nos sorprendió la disminución del viento. En esta ocasión no tuvimos tanto movimiento pero echamos más horas de las pensadas hasta llegar al puerto de la capital. Fondeamos dentro del mismo, cosa que está permitida en esta isla a diferencia de Lanzarote (otra de las diferencias encontradas en la gestión de los puertos canarios). En frente de nuestro velero había un trasatlántico y como estas naves están equipadas con todo, no podía faltar la discoteca para amenizar las noches de sus pasajeros, así que nos dormimos escuchando música de la fiesta flotante. Pasamos solo una noche, Puerto del Rosario es muy urbano y no nos interesaba como parada. Continuamos un poco más hacia el sur, fondeamos en frente de un pueblito pesquero llamado Las Playitas.

fuerteventura-velerovoyage-03b Fue muy agradable esta parada, desde el mar observamos la actividad de sus lugareños, señores pescando, unos jóvenes practicando buceo,... nos dimos unos baños y al día siguiente seguimos rumbo a Gran Tarajal. Este punto de la isla sería nuestra última gran parada. Fondeamos en su playa junto a otras embarcaciones. Bajamos a la playa en nuestra zodiac y a parte de disfrutar de la orilla y del parque nos encontramos con la sorpresa de que se celebraba el festival de payasos “Tran Tran”. Nos pareció muy divertido poder disfrutar de todo a la vez, de la tranquilidad que nos brindaba la estancia en el barco y de las actividades circenses de tierra. fuerteventura-velerovoyage-04

fuerteventura-velerovoyage-05 Recibimos la llamada de un amigo de Lanzarote que nos informa que viajaría a Fuerteventura a visitar a otros amigos que se encontraban en el puerto de Gran Tarajal. Organizamos un encuentro en los pantalanes y se improvisa un asadero. Allí conocemos a esa pareja y otros navegantes. Charlando con la chica de mis temores y dudas, me cuenta que estando embarcada se le ocurre, dedicarse a coser velas y fundas para las embarcaciones y a donde quiera que va cuelga su cartel y no le falta trabajo. El hace temporadas patroneando otras embarcaciones. Me anima a seguir navegando, las respuestas van surgiendo en el camino. Ellos piensan cruzar el charco esa temporada. Fue un encuentro inesperado pero muy agradable en el que se comparte muchas anécdotas marinas y planes futuros. Disfrutamos de todo el festival, todas las tardes dábamos paseos hasta el pueblo y eramos fieles espectadores de las actuaciones diarias. Después de agotar 10 días de mis vacaciones pensamos en comenzar el ascenso para poder ir poco a poco y seguir disfrutando de otros lugares. El día que decidimos salir a pesar de conocer el parte meteorológico, 25 nudos de viento nordeste, nos hicimos los valientes y zarpamos. No se cuanto tiempo estuvimos navegando pero con ese viento, el barco ciñendo, se me hizo eterno. Me mareé enseguida y entonces le pedí a Adrián que diese la vuelta, no merecía la pena sufrir, no era obligatorio llegar ese día. Una cosa me quedó clara no puedes navegar con prisas y fechas fijas, porque el tiempo en el mar no se puede programar. Volvimos a Gran Tarajal a esperar un pronóstico bueno. Con esas rachas de viento decidimos atracar en el puerto donde volvemos a coincidir con la pareja del asadero. El viento cambió su dirección al sur y tanto el fondeo como el puerto no están muy protegidos de él. A pesar de que Adrián buscó el mejor atraque nos tocó dormir con movimiento. Al día siguiente, conocemos la noticia de que un catamarán que permaneció en la playa amaneció varado. Fue un tema muy comentado en el pueblo, mucha gente del lugar participó en el rescate. fuerteventura-velerovoyage-06

Pasaron dos días y no hubo cambios. Me surgió entonces la duda, no podía arriesgar, no podía esperar y no llegar a tiempo para mi incorporación al trabajo. Fue cuando decidí volver en ferry y liberar a Adrián de la presión de tener que salir con mal tiempo.

Al día siguiente Julia y yo cogimos una guagua desde Gran Tarajal hasta Corralejo y de allí un ferry hasta Playa Blanca. De nuevo otra guagua hasta casa. En un día todo el camino de vuelta.

fuerteventura-velerovoyage-07b Ahora quedaba estar pendiente de Adrián, si él no llegaba a tiempo tendría que buscar otra alternativa para Julia cuando yo me incorporase, quedaban tres días. Su vuelta fue una odisea porque se encontró con el cambio de mucho viento a una calma total. De Gran Tarajal a Puerto Rosario echó mucho tiempo, estuvo flotando prácticamente la mayor parte del trayecto. De Puerto Rosario a Corralejo un día entero y tuvo que echar mano del motor, jugando con las horas de sol y la velocidad del mismo . Le sirvió para estudiar la autonomía del motor bajo esas circunstancias. Y de Corralejo a casa otro día más, justo a mitad de camino una pequeña brisa le ayudo a realizar las ultimas millas a vela.

Llegó agotado justo la noche antes de mi incorporación. Otra aventura más vivida que nos demuestra que navegar a vela y el reloj no son compatibles.

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