Lactancia

¿Os he contado que a día de hoy Julia sigue tomando el pecho?, aunque solo lo hace de noche y en contadas ocasiones de día. Tomar la decisión de una lactancia pronlogada no es fácil, al menos en mi caso. No la tomé al nacer Julia, sino que la he ido madurando y evaluando día a día a lo largo de sus años de vida. Antes de estar embarazada jamás me había planteado si dar pecho o no. Cuando me enteré que iba a ser madre, me uní a un grupo de lactancia y como muchas empecé a leer sobre lo que estaba empezando a vivir; mis transformaciones físicas, emocionales... y las maneras de afrontarlo.

Fue escuchando a otras madres que redescubrí lo maravilloso que es el cuerpo humano y lo bien preparados que estamos para garantizar la supervivencia de nuestros cachorros. Entonces deseé disfrutar de aquella oportunidad que mi hija estaba a punto de brindarme para engancharme a la vida.

Fue así, no hay palabras que describa lo que sentí cuando mi bebe nada mas nacer, cuerpo a cuerpo conmigo, buscaba sin cesar mi pecho. Jamás lo había visto antes, pero ella sabía donde acudir para seguir viviendo en aquel nuevo medio. Fue su primera conquista, tardo unos 30' pero lo consiguió y a partir de ese día hasta la fecha sigue recurriendo a él cuando necesita apoyo.

A lo largo de estos 4 años, sobre todo a partir del segundo, he sentido en varias ocasiones la necesidad de destetarla, pero a la hora de la verdad no he encontrado la firmeza para hacerlo y cuando me invade la duda, no puedo convencer a otra personita, que es mi hija, que algo tan placentero va acabar. Acudí en varias ocasiones a una doula, la cual nos ha acompañado y asesorado desde el nacimiento de Julia para buscar respuestas a mis dudas. En todas las visitas salía convencida de que no era el momento y que el motivo de mi malestar era otro (era personal). El tema del barco ha influido mucho en mi decisión de continuar con la lactancia, ella sabe que algún día nos iremos por un periodo largo, y eso será un cambio muy grande, quiero que cuando lo viva mantenga su teta, que le da tanta seguridad.

Trato de informarme y formarme, leo todo lo que llega a mis manos sobre educación, nutrición y cada vez encuentro más razones que avalan mi decisión de continuar con el pecho. Muchos saben de los beneficios para su salud física pero además hay que añadir los de tipo emocional, por los cuales yo abogo y espero ver algún día sus efectos. Deseo que Julia sea una niña segura de sí misma, que confíe en ella y que distinga lo que es bueno para ella.

Aunque de vez en cuando me invade el cansancio (mi peor enemigo) recuerdo, lo que dice Carlos González, la lactancia es un regalo que le hago a mi hija para toda la vida. Aunque esta es mi experiencia, he de reconocer que no es fácil mantenerse firme en la decisión, no deja de ser un pequeño sacrificio diario, entiendo que todas la madres no pueden hacerlo, por diferentes razones. Hace 4 años que no duermo del tirón, no hay noche en la que Julia no se despierte al menos tres veces pidiendo teta, desvelándome en determinadas ocasiones como resultado. También influye en que ella no quiera pernoctar en casa de nadie, ni siquiera en casa de su abuela a la que adora. Yo lo sobrellevo porque hace año y medio que dejé de trabajar. No obstante, como ya he confesado, a menudo tengo que recordarme las razones por las que sigo manteniendo mi decisión y me digo: “no hay adolescente que esté enganchado a la teta de su madre, cuando Julia esté preparada lo hará (dejar el pecho y pernoctar)”....

Sigo sorprendiéndome de curiosidades que leo y que me hacen reflexionar sobre lo alejado que estamos de nuestra naturaleza, tanto, que nos sorprende conductas naturales como esta de la lactancia prolongada. Una de las razones por las que decidí no darle el pecho de día fue porque me sentía muy incomoda en la calle, no tenía energía suficiente para estar explicando, rebatiendo y esquivando todos los comentarios (sin mala intención) sobre la edad de mi hija y el pecho. Pero si nos fijamos en otras culturas mucho menos alejadas de nuestros orígenes, la lactancia prolongada es algo común.

Una de las curiosidades que al respecto he leído es sobre la denominación de los dientes de leche, hay quienes creen que reciben ese nombre porque la lactancia humana, si permitiésemos que llegase a su fin de forma natural, podría durar hasta entonces, es decir hasta los 6 o 7 años cuando estos empiezan a caerse. Pero una vez más, tal y como está concebida nuestra sociedad, las leyes de conciliación familiar y los muchos nuevos roles de la mujer hacen inconcebible esta opción.

Yo soy partidaria de que la madre informada decida como vivir su maternaje, ante todo la felicidad y el bienestar de nosotras es lo que debe imperar en la crianza.

Yo sigo alegrándome de la decisión que tomo todos los días de seguir dándole el pecho, porque a pesar de que a veces se me nubla la razón y mis emociones se confunden, al final siempre sale el sol y sigo confiando en la naturaleza humana. No obstante, soy consciente de que mi estado interior puede cambiar porque también estoy expuesta a los cambios que me rodean y el día que sienta que debe llegar a su fin, lo haré con todo el amor del mundo. También confío en mí.

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