Buenos vientos, Voyage

Hace 6 días que Adrián y Christophe partieron en el Voyage hacia el Caribe. Lo que parecía que nunca iba a llegar, llegó. Después de 5 años de trabajo, de cambios de ritmos, de desánimos y subidones, de posponer muchas veces la fecha de partida, de superar muchos obstáculos y miedos. Después de todo esto y más, el día 10 de febrero del 2016 Voyage está listo para su cruzada y Adrián para cumplir su sueño. He necesitado dos días para asimilarlo, es difícil de explicar lo que he sentido y siento. Antes de ese día, deseaba intensamente que llegara todo a su fin y acabar con ese estado de estrés en el que estaba sumida. Me afloraban las ganas de culminar los trabajos físicos, de recuperar el espacio de casa, ganas de poder dedicarme a otra cosa que no fuera estar atenta a los progresos y a la lista de cosas pendientes del barco. Cuando veía que la partida estaba cerca, que era una realidad, cambió mi actitud hacia todo lo anterior, empecé a disfrutar del desorden en casa, de las idas y venidas de los chicos, de sus encargos, de escuchar sus avances diarios, de sus previsiones, de sus preocupaciones.... y entonces me olvidé de mis emociones.
Durante el último mes todos los que estábamos en casa (Christophe, Alvaro, Adrián, Julia y yo) teníamos la mente puesta en una cosa, terminar de aprontar el barco. Ni Adrián ni yo contemplábamos por un momento reservar algún espacio para la despedida. Pero habían cosas que necesitábamos hablar y que no tenían nada que ver con el viaje físico. Julia también tenía que saber lo que estaba a punto de suceder, aunque lo hubiese escuchado muchas veces a lo largo de su vida. Esta necesidad había que contemplarla antes de soltar amarras. Pero eso no ocurrió sino el día anterior, que pudimos encontrar nuestro momento. Por fin, pudimos pasar unas horas juntos en familia, en las que hablamos sobre todo de nuestros sentimientos. Nos dijimos cosas que necesitábamos escuchar y preparamos a Julia para despedir a su papa.
Ahora si estábamos todos preparados, en todos los sentidos. El miércoles sería el día. Esa mañana, acompañamos a Adrián al puerto, donde llevaba días Voyage para su aprovisionamiento. Sobre esta última tarea, decir que tampoco fue fácil. Hubo que ubicar muchas cosas, que temíamos no cabrían. Finalmente hubo espacio suficiente, Voyage tiene muchos recovecos, no obstante hubo que hacer una buena selección de lo verdaderamente necesario. Si en casa es importante el orden, en el barco es imprescindible. Es necesario tener buena memoria para saber donde está colocada cada cosa y un gran inventario.
Justo esa mañana del miércoles, el invierno había decidido instalarse en Lanzarote, hacía más frío que los días previos. Era una mañana triste, pero el momento no lo era. Adrián empezó a preparar todo hasta que llegó su compañero de viaje (Christophe) que se unió a él. Mientras ellos ponían velas y ultimaban los preparativos, llegaban conocidos y amigos para despedirse con los que yo charlaba sin darme cuenta de que se aproximaba el momento del adiós. De buenas a primera, Adrián dijo:”ya está todo” “ya podemos irnos” y fue en ese preciso instante cuando me percaté de que iba a ocurrir y no pude contener las lágrimas. Lágrimas que reflejaban; tensión de todo lo transcurrido hasta la fecha, tristeza por separarme de mi compañero, orgullo de ver el fruto de tanto trabajo, alegría de ser testigo de un sueño cumplido....
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despedida-velerovoyage-06 Voyage se alejaba del pantalán donde estábamos Julia y yo y a medida que lo perdíamos de vista era consciente de que nos tocaba a nosotras prepararnos para nuestra partida. Adrián ya inició su viaje, en breve comenzará el de mi hija y el mío. Ahora nos queda contar los días para el tan deseado reencuetro hasta entonces, !!! buenos vientos, buena mar... Voyage!!! despedida-velerovoyage-08

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